martes, 22 de febrero de 2011

Endiosando la chinga

Antes que nada... Una disculpa por no haberme aparecido desde noviembre; la vida da muchas vueltas y de repente te quedas sin palabras. Gracias a dios siempre llega algo que te las devuelve y bueno, ya estamos otra vez por acá. Saludos.


Me tiene impactado lo mucho que estoy trabajando... ¡De verdad! Nunca había trabajado como ahora lo hago en toda mi vida. Es impresionante la chinga que me estoy metiendo... Lo más cagado es que me gusta. No creí jamás poder admitir algo así, pero me gusta la chinga que me estoy metiendo.

Y digo chinga porque me aventé a principios de año compromisos y promesas de proyectos que aunque (la neta) están muy chingonas, es demasiado trabajo para una sóla persona... Sin embargo, ahí ando, en chinga, sacando adelante semana tras semana la chamba, alcanzando las metas que me propongo.

Y éste post se titula así porque endiosar para mí significa "tomar por dios" a algo o alguien (muy probablemente la palabra ni existe, pero es mi post y es mi palabra y se chingan), y efectivamente, la chinga de estar sufriendo en mi oficina día tras día, noche tras noche, me tiene fascinado (por supuesto que si tú me preguntas cómo me fue, te contestaré con gruñidos y mentadas de madre... pero por dentro estoy muy contento, jeje).

¿A qué viene todo ésto? Empiezo a darme cuenta que la verdadera felicidad no está en la peda del fin de semana, en cuántas viejas me ligué, cuantos tragos aguanté, cuánto bailé, cuanto canté ni cuantos kilómetros manejé hasta la madre de borracho... Sí, claro; me la paso bien un ratito... Pero al día siguiente las consecuencias son tormentosas.

Encuentro que la felicidad se obtiene al sentirme productivo. ¿Nunca les ha pasado? Logran después de mucho esfuerzo concretar un trabajo, proyecto, tarea o lo que sea... ¿Y cómo se sienten? Se siente bien. Muy bien, de hecho, ¿me equivoco?

Y por supuesto, éste tipo de felicidad provocada por la satisfacción de lograr cosas, de ser alguien en la vida, dura mucho más (y no deja resaca).

No estoy diciendo que voy a dejar la fiesta (obvio). Creo que ya soy demasiado alcohólico para siquiera pensarlo. Pero debo decir que el trabajo me tiene ocupado, productivo y feliz. Y claro, sin chamba no hay chupes el fin, ¿verdad? ;-)

Espero haberles dejado algo, un abrazo.

CHT