Viendo la foto de la manzanita de ésta semana, la sabrosísima Bárbara Mori, me puse a pensar en que hace mucho tiempo que no disfruto el desnudar el cuerpo de una bella mujer... No me malentiendan, tiene poco desde la última vez que desnudé a una mujer, simplemente tiene mucho que no lo disfruto.
Este pensamiento me hizo recordar lo que soy en esencia, un animal. He tenido relaciones sexuales por mera satisfacción fisiológica los últimos meses... ¿Esta mal? No. Bueno, al menos no lo creo así; pero ése no es el punto.
El punto, creo, es que no he deseado tanto a una mujer, a la persona en sí, en mucho tiempo. Y es que ir removiendo prenda por prenda, notando las reacciones que provocan cada movimiento que haces... creo que no hay nada que se le compare.
Creo que es momento de abrirme un poco y empezar a darme cuenta de quién es realmente aquella dama que me hace el favor (rara modestia) de acostarse conmigo; no sólo buscar el fin... sino disfrutar de los medios (ya sé, doble sentido).
A fin de cuentas no hubo aquí ningún punto; si acaso creo que vale la pena recalcar la belleza de las reacciones involuntarias durante los momentos previos al coito (¡qué feo suena ésa palabra!, ni pedo).
¿Será entonces momento de tomarse más en serio la intimidad? O, ¿es tomar todo como un mero deporte la solución más rápida a la satisfacción fisiológica y mental? ¿Qué tanto puedes diferenciar una relación sexual de otra, cuando todas llegaron a ti del mismo modo?
Saludos a todos aquellos que les dieron ganas de encuerar a una vieja cuando leyeron esto. Enhorabuena.
Más que eso, supongo que queda una extraña sensación (no sé donde), porque se fue la prisa por desvestir a una mujer. Ya no hablamos del manoseo torpe o nervioso. Será cosa de entnder qué es eso de intimidad. No sé...
ResponderEliminarEso sí, la foto de la Mori se lleva las palmas: Gracias, querido administrador, quienquiera que seas.
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