viernes, 25 de enero de 2013

Propósitos de Año Nuevo

Si dibujáramos una línea temporal de años consecutivos, veríamos que enero sucede a diciembre con la misma naturalidad que abril sucede a marzo. Sin embargo, desde hace siglos manejamos el “cambio de año” y con ello aprovechamos para hacer (o decir que vamos a hacer) cambios en nuestras vidas. Este inicio de año 2013, después de haber evitado el fin del mundo Maya (carcajada general), no es la excepción.
Hay varias maneras de hacer esto; se puede uno “jurar” con La Virgen, se pueden redactar cartas a amigos y familiares comprometiéndose con esto o aquello, puedes hacer una triste lista de “to-do’s” en tu cuarto o simplemente mentalizarte de que hay ciertos cambios que debes hacer en tu vida. Las más de las veces nos ponemos objetivos absurdos como “ya no voy a beber” y no lo digo por Daniel ni mucho menos, sino porque cortar una costumbre de tajo así como así sólo te va a producir más problemas (dejemos las bonitas costumbres en donde están).
Lo que es cierto es que todos sabemos que debemos hacer arreglos y es precisamente este el punto que quería tocar: ¿Cuáles son los cambios que valen realmente la pena?
No sé ustedes, pero yo siempre quiero avanzar en la vida; digo, si de por si es corta, lo menos que podemos hacer es dejar un legado… ¡De cualquier tipo! Pero que tu nombre suene años después de que te hayas ido y que familiares, amigos y por qué no, también enemigos se acuerden de ti con gusto y reverencia. Y esto no lo vamos a lograr si nos quedamos parados en donde estamos.
La superación personal es un tema tan trillado que ya nadie lo pela (o más bien, está ya muy choteado y a la gente le dan vuelta los ojos cuando sale el tema), pero fundamentalmente radica ahí la fuente del cambio duradero. Cada quién sabemos qué estamos haciendo mal aunque a todo mundo le digamos que “así somos” o “es mi manera” o simplemente “es mi pedo y te vale madres” (y la verdad sí); aun así, quisiera aconsejarle a todos los que me honran leyendo mis precarias palabras que no tarden demasiado en hacer esos importantes cambios. Pasado cierto punto en la vida, es muy difícil cambiar o moldear nuestra personalidad hacia algo mejor, pues  generalmente sucede nos vamos haciendo más difíciles, quisquillosos, gruñones y predecibles.
Enfócate en realizar cambios en tu persona que conviertan la mayoría de tus actos en algo benéfico para ti y, mucho más importante, para los demás. El proporcionarle un bien a los demás te llenará de satisfacciones hasta ahora desconocidas y a fin de cuentas, mucho más gratificantes que cuando haces algo que sólo te beneficia a ti.
Este era el mensaje que quería dejarles para arrancar el año; traté de ser lo más breve posible. Como siempre, quedo a sus órdenes para cualquier duda o comentario.
Los siguientes posts ya no serán tan cursis, lo prometo. Feliz Año Nuevo.

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